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El mercado de las criptomonedas consiguió mantenerse estable durante los últimos meses. Pero la semana pasada volvimos a experimentar un gran descenso protagonizado, en primer lugar, por Bitcoin. Acto seguido, el resto de las principales criptomonedas del mercado replicaron un descenso que llegó hasta los valores mantenidos a principios de año

Viene siendo habitual que se produzcan estas repentinas pérdidas de valor, en las que las criptomonedas consiguen crecer a ritmo constante para, de un día para otro, perder el valor que habían adquirido en los últimos meses. Como se suele decir, el valor de las criptomonedas sube por las escaleras y baja por el ascensor.

En este caso, parece que existen razones más allá de las especulaciones de los inversores. En este caso, la última quiebra de las criptomonedas ha sido a causa de la denominada guerra mundial del hash. Aun con toda la competitividad dentro del mundo de las criptomonedas, nos encontramos ante la primera situación mediática y de crispación.

Falta de consenso dentro del sistema

El 1 de agosto de 2017 tuvo lugar una división de las cadenas de Blockchain, por la que se dio lugar a una bifurcación como alternativa a los problemas de escalabilidad que presentaba Bitcoin desde hacía tiempo. Es este el momento en el que nace la criptomoneda Bitcoin Cash (BCH), con el que se pretendía aumentar el tamaño de los bloques, de 2MB a 32MB, y reducir las comisiones por transacción, que estaban resultando muy elevadas en comparación con otras monedas. Estas mejoras han permitido solucionar los problemas de escalabilidad y reducir las comisiones de cada transacción.

El debate sobre cómo solucionar estos problemas de escalabilidad enfrentó a usuarios, mineros y desarrolladores de Bitcoin. Cualquier persona puede formar parte de esta red, de ahí que los desarrolladores se reúnan para debatir y encontrar soluciones, pero el problema viene cuando las ideas no se ponen de acuerdo, y surgen las fricciones.  Las posturas, poco a poco, fueron polarizándose hasta hacerse contrarias.

Llegado este punto, y a falta de consenso, la opinión mayoritaria optó por seguir un camino, el grupo conocido como ABC, y el grupo minoritario, denominado Satoshi Vision, decidió tomar su camino propio. Fue aquí donde se planteó iniciar un Hard fork, una bifurcación dura, a raíz de la cual, y tras una serie de proyectos fallidos, los desarrolladores del grupo SV definieron su estrategia y el 1 de agosto de 2017 lanzaron su nueva criptomoneda, el Bitcoin Cash (BCH).

La separación de ambos grupos ha dado lugar a una guerra interna dentro del mundo de las criptomonedas, en la que cada grupo continúa con su propia cadena de bloques dentro de Bitcoincash. Los dos grupos están sufriendo pérdidas a causa de ello, acusando los esfuerzos de cada uno por mantener estable su cadena de bloques dentro del sistema, y parece que SV no va a ser capaz de mantener el ritmo del otro grupo.

Los costes de la guerra

Este enfrentamiento se ha convertido en un calvario para los usuarios, una constante preocupación dentro del mercado cripto. Es ahora cuando se están acusando las consecuencias, en un inicio suavizadas por el resto de agentes de este sector, que no querían verse afectados si estallaba una profunda crisis. Ahora, los valores perdidos vuelven de nuevo a estabilizarse y las criptomonedas piden una etapa de estabilidad.

Ante una fuerte corrección, siempre se espera comenzar una nueva etapa de crecimiento. Los inversores en criptomonedas estiman importantes subidas durante el año 2019. A finales de este año, tendrá lugar un nuevo Halving: la recompensa de minado volverá a verse reducida a la mitad, pasando de los 12,5 bitcoins actuales a 6,25 bitcoins por el cierre de bloques. Esta corrección ajustará la oferta y la demanda, haciendo mucho más complicado hacerse con nuevos bitcoins y, por tanto, subiendo el precio de esta criptomoneda.

De nuevo, un futuro incierto

Con este nuevo horizonte en mente, las especulaciones en relación con el futuro de Bitcoin ganan certeza, y la seguridad es sinónimo de estabilidad y de crecimiento. Una vez producido de nuevo este Halving, se espera que el precio de bitcoin se encuentre de nuevo estable, todavía en crecimiento, y que, para entonces, su presencia en la sociedad sea todavía más profunda. Su aceptación por instituciones y distintos mercados y sectores le protegen de la incertidumbre de futuro que genera la estabilidad de sus valores.

Ahora bien, aunque el precio del bitcoin vuelva a corregirse y siga siendo rentable, el hecho de reducirse el valor de las recompensas de minado repercute directamente en los mineros, principales perjudicados por la reducción de las recompensas recibidas. Recientemente, hemos visto cómo grandes empresas de minado han apagado sus instalaciones porque no les compensa el precio. Lo más importante es que el minado de bloques siga su curso. Si deja de ser rentable para ellos, perderemos un pilar estructural del sistema de bloques, y quién sabe entonces qué será del futuro de las criptomonedas.