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Resulta innegable que cada vez hay más habitantes residiendo en las ciudades. Esto se traduce en la necesidad de buscar mejores prestaciones y recursos que ayuden a canalizar la vida de las ciudades.

Aquí entra en juego la tecnología de la información y comunicación (TIC) con el objetivo de obsequiar a las ciudades de cualidades necesarias para denominarlas Smart City, tales como:

  • Sostenibilidad, utilizando la tecnología para reducir el impacto del factor humano en el medio habiente;
  • Inteligentes, ofreciendo innovación para el bienestar y el desarrollo económico;
  • Seguridad y eficiencia, mediante el uso de la tecnología se puede ayudar a mermar accidentes, el índice de criminalidad e, incluso, la polución ambiental.

Se trata de desarrollar herramientas que además de facilitar la vida a los ciudadanos, aporten mayor valor como ciudad. Para el desarrollo de estas herramientas es necesario que se analicen las necesidades de la ciudad y las tendencias de las Smart Cities, se elabore un plan estratégico y se planifique a través de un análisis de impacto los pasos a seguir mediante una hoja de ruta.

Uno de los mayores retos habita en la elaboración de una política de datos abierta y trasparente. ¿Somos realmente conscientes de la cantidad de datos que circularían a diario en una ciudad? Para una mayor ilustración se recomienda acceder a “Future of Privacy Forum” donde, de una forma muy visual, se observa la actividad diaria de una Smart City traducida en el tránsito de datos.

A pesar de poder llegar a tener una idea sobre la cantidad de datos que pueden estar en continuo movimiento en una cuidad, puede ocurrir que no seamos conscientes de la utilidad que ofrecería una buena gestión de los mismo. Ante estas inquietudes nace Open Data, una herramienta creada para las Smart Cities. Mediante la utilización de los datos, Open Data permite:

  • Mejorar la gestión y eficiencia de los recursos y los servicios.
  • La participación y colaboración de los ciudadanos mediante feedback.
  • Compartir datos ofreciendo la posibilidad de que cualquier pueda usarlos, respetando las exigencias de seguridad y privacidad.
  • Ofrece un gobierno abierto y transparente.
  • Facilita el desarrollo de proyectos de emprendeduría e innovación.
  • Obtener interoperabilidad y una visión de la ciudad como plataforma.

En la siguiente imagen se puede observar ejemplos de iniciativas de distintas ciudades recabados en un informe del Ministerio de Industria, energía y Turismo titulado “Open Data como herramienta para las Smart Cities”.

El principal problema de estas ciudades inteligentes reside en la privacidad.

¿Estaríamos constantemente vigilados? ¿Pasaríamos a ser identificados en todo momento? ¿Cómo se controlarían los diferentes algoritmos? ¿Los datos compartidos serían fiables?

El Reglamento General de Protección de Datos da respuesta a todas estas preguntas y es el instrumento al que, Open Data debe de adaptarse para garantizar el derecho fundamental a la protección de datos. Para tal fin, se deberán tener en cuenta los principios relativos al tratamiento que forman la base de esta regulación:

  1. Licitud, lealtad y transparencia, el fundamento de estos principios reside en la necesidad de informar al titular del dato con el fin de evitar una situación en la que para se encuentre desprotegido ante tratamientos que desconoce y que pueden llegar a realizarse de forma ilícita.
  2. Limitación de la finalidad, obligando a la recogida de los datos para fines determinados, explícitos y legitimos garantizando que el uso de los datos no sea para otros fines distintos.
  3. Minimización,asegura que los datos recogidos son los estrictamente necesarios en relación a los fines concretados. Excluye la posibilidad de obtener datos que nada tengan que ver con el tratamiento que se va a llevar a cabo.
  4. Exactitud,ofreciendo la posibilidad de rectificar o suprimir los datos para que sean lo mas exactos y actualizados posibles.
  5. Limitación del plazo de conservación, obligando a concretar e informar el periodo en el que se guardaran los datos.
  6. Integridad y confidencialidad, obligando al responsable a garantizar que se aplican las medidas necesarias para proteger los datos.
  7. Responsabilidad proactiva, siendo el principio más importante de todos, recoge la necesidad establecer las medidas concretas que garanticen todos los principios mencionada y que hagan posible poder acreditar el correcto cumplimento de las obligaciones marcadas por el RGPD.

¿Sería posible disfrutar de todas las ventajas y beneficios que ofrecen las Smart Cities? ¿Cumplirán con los altos estándares marcados por la normativa de Protección de Datos en cuanto a la privacidad?

Estaremos expectantes del próximo proyecto que Telefónica y el Corte Inglés van a desarrollar para convertir a Murcia en una Smart City y así analizar desde el inicio cómo esta idea innovadora camina de la mano de la normativa de Protección de Datos.