En las últimas semanas, hemos visto cómo internet se ha inundado de videos de youtubers y streamers famosísimos como ElRubius, Willyrex, Ibai, o El Xokas en escenas que podrían ser sacadas de películas de Marvel.
Lo fascinante de estos vídeos es que, aunque parecen escenas sacadas de películas de Hollywood, han sido generados por una única persona desde su casa, contando únicamente con la capacidad de emplear los comandos o “prompts” y el modelo de IA adecuado.
En este punto surgen una serie de cuestiones con respecto a estos contenidos, ¿quién es el verdadero autor de estas creaciones? ¿Es la IA que generó el contenido o la persona que tuvo la idea y dio las instrucciones para que la máquina las ejecutara? ¿De quién son los derechos sobre estos vídeos? ¿Puede considerarse que son obras protegibles?
Este dilema no es solo “mediático” sino que también tiene implicaciones legales importantes, por lo tanto, vamos a analizar todo esto desde una perspectiva tecnológica y jurídica.
La magia detrás de la IA: ¿Quién está creando realmente?
Como hemos comentado previamente, detrás de estas producciones audiovisuales no hay ningún estudio de cine, ni un proceso de grabación, sino un software de inteligencia artificial que, a partir de indicaciones específicas (los famosos «prompts«), genera contenido visual, a partir de contenidos ya grabados.
Pero ¿cómo funciona realmente esto? Vamos a ponernos un poco técnicos. Los modelos de IA que generan estos videos, imágenes o incluso texto, como los que se usan en ChatGPT o DALL·E, no están «creando» en el sentido tradicional. Lo que hacen es procesar una cantidad inmensa de datos, identificar patrones y, basándose en las instrucciones que les das (como «haz que Ibai luche contra un oso»), generan una secuencia de imágenes o texto que parecen nuevas, pero que en realidad son el resultado de una operación matemática bastante compleja.
¿Quién es el autor de estas obras?
Aquí es donde empiezan las preguntas legales. Si la IA es la que genera el video, ¿quién es el titular de los derechos de autor sobre este vídeo? ¿Es la persona que le dio las instrucciones (el prompt), el programador que desarrolló la IA, o quizá nadie?
Para empezar, la ley de propiedad intelectual en la mayoría de los países, incluido España, solo protege las creaciones que han sido generadas por humanos. Esto significa que, por más impresionante que sea el video de El Xokas tirándose macarrones mágicos por encima, si fue generado enteramente por una IA sin intervención creativa significativa de un humano, no estaría protegido por derechos de autor. En otras palabras, cualquiera podría descargar ese video y usarlo a su antojo sin necesidad de pedir permiso o pagar por ello.
La importancia de la intervención humana
Aquí es donde las cosas se complican (y donde empiezan las discusiones más interesantes). Si el contenido es generado por una IA, pero tú, como usuario, has dado instrucciones muy específicas o has intervenido en el proceso creativo, puede que tengas derecho a reclamar la autoría. El grado de intervención humana es clave.
Por ejemplo, no es lo mismo pedirle a la IA que genere un video genérico de “Willyrex explorando Marte”, que darle indicaciones detalladas sobre la trama, los personajes y las escenas. Cuanta más creatividad pongas tú como usuario en la creación, más probable es que los derechos de autor puedan ser tuyos. Pero, ojo, no siempre es tan sencillo. Los límites no están del todo claros, y en muchos casos, las leyes actuales no están preparadas para lidiar con este tipo de situaciones. Estamos en un terreno gris.
¿Qué dice la ley? Posibles escenarios
En este punto, podemos visualizar varios escenarios legales según el nivel de intervención humana en la creación:
1. La IA lo hace todo:
Si la obra ha sido generada únicamente por la IA con una instrucción básica y sin apenas intervención creativa por parte del humano, es probable que esa obra no esté protegida por derechos de autor. La IA no puede ser considerada autora según la ley, y como tú solo diste un prompt genérico, tampoco puedes reclamar la autoría.
2. El humano como creador:
Si tú das indicaciones creativas más precisas y detalladas (por ejemplo, especificas cómo debe ser el estilo visual, qué personajes deben aparecer y cómo deben interactuar), entonces podrías argumentar que tú eres el autor o coautor de la obra. La IA, en este caso, sería una herramienta más, como un pincel en las manos de un pintor, y el resultado final podría considerarse una obra humana original.
3. Uso comercial de contenido generado por IA
Aunque el contenido generado por IA pueda parecer atractivo para usarlo en proyectos comerciales (como merchandising, anuncios o branding), hay que tener cuidado. Si la obra no tiene derechos de autor, cualquiera podría utilizarla sin restricciones. Esto significa que, si generas un logo, por ejemplo, con una IA, y lo pones en tu tienda online, alguien podría utilizar ese mismo logo sin consecuencias legales. Aquí es donde entran las consideraciones comerciales y por qué, al menos por ahora, conviene tener un componente humano fuerte en cualquier obra que quieras proteger.
La IA como herramienta, no como creadora
En definitiva, lo que estamos viendo con este tipo de videos es un reflejo de la dirección hacia la que se dirige el sector de la la tecnología creativa: la IA es una herramienta poderosa que puede expandir los límites de lo que podemos crear, pero es solo eso, una herramienta. Como usuario, eres tú quien toma las decisiones clave sobre el contenido, el estilo y la dirección creativa. La IA puede hacer el trabajo técnico, pero sin tu input creativo, no hay «creación» tal y como la define la ley.
¿Qué podemos esperar en el futuro?
El uso de IA para generar contenido va a seguir al alza, y con ello, la necesidad de una regulación más clara. Los legisladores de todo el mundo están empezando a debatir sobre cómo abordar las obras generadas por inteligencia artificial y cómo encajarlas en los marcos legales existentes. Es posible que en el futuro cercano veamos nuevas normativas que aclaren de una vez por todas quién es el verdadero autor cuando la IA entra en escena. Mientras tanto, es importante ser consciente de que estamos en un terreno nuevo y que las respuestas definitivas aún están por llegar.